Complicaciones frecuentes de un parto múltiple
Complicaciones frecuentes de un parto múltiple
Como en cualquier parto, en uno múltiple algunas de las complicaciones que pueden presentarse pueden ser previstas y otras no. Pero lo importante es que tu médico sabe cómo tratarlas.
En un parto múltiple algunas de las complicaciones que pueden presentarse pueden ser previstas y otras no. Pero lo importante es que tu médico sabe cómo tratarlas y que tu tengas el conocimiento de ellas. Recuerda que en el tercer trimestre de tu embarazo se considera alto riesgo.
Las complicaciones más frecuentes en un parto múltiple son
• Bebés mal colocados (la posición fetal).
Mediante la ecografía el médico conoce esta información de antemano y puede prever las acciones necesarias.
• Dilatación más lenta.
En un embarazo múltiple la matriz está más distendida y los músculos del útero pierden flexibilidad, por lo que las contracciones pueden ser menos intensas y la dilatación más lenta.
• Cordón umbilical enredado.
Esta situación se da cuando los bebés comparten bolsa. Frente a ello, los médicos practican una cesárea para evitar el sufrimiento de los bebés, evitando la pérdida de tiempo fundamental para ese alumbramiento.
• Compresión de cordón umbilical.
Cuando el cordón se adelanta a la presentación del segundo bebé hay peligro de que el cordón quede comprimido y el bebé no reciba suficiente oxígeno. En este caso será necesario practicar una cesárea.
• Desprendimiento de placenta.
Si ocurre esto después del nacimiento del primer bebé será necesario extraer inmediatamente al otro bebé para prevenir posibles síntomas de sufrimiento.
• Retención de placenta.
El médico puede solucionar esto realizando un alumbramiento manual.
• Hemorragia posparto.
Se produce cuando el útero está muy dilatado y no puede contraerse. Se soluciona con medicación.
Insomnio y cansancio durante el post parto
Cuando el bebé está en casa, tus momentos de descanso dependen de su sueño. Incluso, es común que no logres dormir cuando tengas la oportunidad de hacerlo. Por suerte, se trata de una etapa que lograrás superar siguiendo algunos sencillos consejos.
- Descansar no siempre implica dormir: si tu bebé está durmiendo y no tienes sueño, puedes aprovechar ese momento para hacer algo que te gratifique. Leer algo ameno, escuchar música o hacer ejercicios suaves puede resultar reparador. Prueba mantener una respiración lenta durante algunos minutos para reponer energía y relajarte.
- Buena alimentación: el cansancio suele crispar los nervios; por eso, ayúdate con una buena dieta y evita las comidas pesadas, las bebidas colas y el café. Prueba infusiones alternativas de tilo o valeriana. También ten presente que no es momento para obsesionarse con dietas para bajar de peso.
- Pasea a tu bebé: si tu pediatra lo permite, y no hace mucho frío o calor, puedes llevar a tu bebé de paseo en el cochecito por tu barrio. Cuando caminas te ejercitas y recuperas energía.
- Apoyo familiar: puedes aprovechar los fines de semana para lograr un descanso más profundo. Busca delegar los cuidados de tu bebé en tu marido o en los abuelos. Cambiar los pañales o dar el biberón puede ser de gran ayuda para revertir parte del agotamiento que acumulas en la semana. Además, es importante que la familia esté atenta para advertir cualquier signo de depresión post parto, típico de este período.